Nuestro objetivo del segundo día en Viena está centrado en una visita tranquila al museo de Historia del Arte desde primera hora de la mañana. Es uno de los museos más importantes del mundo, contiene obras que abarcan cinco milenios de historia, desde el antiguo Egipto hasta finales del siglo XVIII. El resto del día lo dedicaremos a recorrer, caminando y en bus turístico, otros lugares que no pudimos visitar durante el día de ayer.
Por la preciosa escalera principal ascendemos sin perder detalle hasta la planta principal, la planta de la pinacoteca, donde disfrutaremos de numerosas obras maestras de grandes artistas desde el siglo XV hasta finales del siglo XVIII. Recorremos tranquilamente sus cuatro amplísimas alas; a la izquierda dos alas dedicadas a pintura neerlandesa, flamenca y alemana; y a la derecha, las otras dos alas dedicadas a pintura italiana, española y francesa.
Una de las primeras maravillas que nos encontramos en nuestro recorrido es el retrato más famoso que existe del emperador Maximiliano I de Habsburgo, el que realizó en 1519 el máximo representante del Renacimiento alemán, Alberto Durero (1471-1528). Lo pintó tras la muerte del emperador y posee plenamente el carácter de los retratos del Renacimiento, siendo un verdadero manifiesto de éste, al Norte de los Alpes, como en general lo es toda su obra.