Bien temprano, como viene siendo habitual en nuestro viaje, comenzamos nuestra sexta etapa. Dejamos Freilassing, cruzamos el río Salzach, frontera natural entre Alemania y Austria, y llegamos a la preciosa Salzburgo. Aparcamos el coche ya que es una ciudad que se recorre cómodamente a pie, ideal para perderse por sus calles y recovecos. Yo anduve 12,5 kilómetros en medio día. Seguro que lo igualas o superas sin dificultad, no dejes de contármelo.
El primer lugar que visitamos en Salzburgo está en el número 9 de la calle Getreidegasse y es la casa donde nació Wolfgang Amadeus Mozart el 27 de enero de 1756. En el tercer piso residió la familia Mozart desde 1747 hasta 1773. Con su inconfundible fachada color amarillo es todo un icono de esta ciudad y uno de los lugares más visitados de todo Austria. Nada más abrir sus puertas a las 9:00 accedemos para disfrutar el actual museo de 3 plantas.
Uno de los recuerdos más emocionantes que se pueden encontrar recorriendo la casa natal de Mozart es su primer violín. Desde muy joven mostró un gran talento para tocar este instrumento. A la edad de cinco años, ya era capaz de interpretar piezas complejas. Su padre, Leopold Mozart, quien también era músico, fue su primer maestro de violín y le enseñó las técnicas básicas desde su más tierna infancia.
El museo, cuyos suelos de madera crepitan con cada una de nuestras pisadas, se puede recorrer en una hora durante la que admirar desde un pelo del genio hasta sus partituras, incluyendo cartas originales escritas por él mismo, recuerdos de su vida en Salzburgo e instrumentos que le pertenecieron. Somos conscientes de estar en un lugar de peregrinación para fans de Mozart, para cualquier amante de la música clásica y hasta casi para cualquier mortal.
Salimos muy contentos de nuestra visita a la casa natal de Mozart. Seguimos recorriendo las preciosas calles del centro. Pasamos muy cerca de la Großes Festspielhaus, la Gran Sala de los Festivales. Por estas fechas, como cada verano, la música protagoniza la vida cultural de la ciudad gracias al famoso Festival de Salzburgo. Es fácil consultar su programa y asistir a cualquiera de sus actividades, por ejemplo los conciertos gratuitos en plena calle.
Siguiendo nuestro camino, llegamos a la Abadía de San Pedro. Se fundó en el siglo VII y se considera el monasterio más antiguo del centro de Europa. También fue la antigua catedral de la ciudad. Sin duda, lo más llamativo es el precioso Petersfriedhof (el cementerio de San Pedro) que merece mucho la pena visitar. Es relativamente pequeño y muy tranquilo. Aquí reposan los antepasados de las principales familias de Salzburgo.
Las vistas sobre el centro histórico de Salzburgo son preciosas desde muchos puntos de nuestro paseo. La Fortaleza Hohensalzburg domina la ciudad desde su ubicación en lo más alto. En este viaje no subiremos hasta allí para visitarla, lo dejamos para otra ocasión. Muy cerca del cementerio de San Pedro se encuentra el inicio de la cuesta que lleva hasta allí. También se encuentra el funicular si se prefiere subir de forma más cómoda.
Llegamos ante la Catedral de Salzburgo, el edifico sacro más importante de la ciudad. Al igual que la Abadía de San Pedro, con sus características cúpulas verdes, típicas por la oxidación del cobre a causa de las lluvias, contribuye sobremanera en la definición del tan famoso paisaje de Salzburgo. No accedemos a ninguna de las dos ya que en esta ocasión preferimos disfrutar únicamente de su belleza exterior.
La figura de Mozart impregna el alma de Salzburgo por completo. Nuestro viaje cultural por Europa alcanza aquí una etapa que podríamos denominar como de auténtico homenaje imperial al enorme Amadeus. Casi al lado de la catedral, hacemos una breve parada en la céntrica plaza de Mozart, aprovechamos para disfrutar de la magnífica estatua que la preside e inmortalizamos el momento con algunas fotografías para nuestro recuerdo.
El pretzel o lazo salado es un tipo de bollo horneado y retorcido con un agradable sabor ligeramente salado. Aunque es de origen alemán, también resulta muy típico en Salzburgo. Hay muchas variedades y es francamente fácil encontrarlos a la venta en cualquier rincón de la ciudad. No dejes de probarlos, así lo hicimos durante nuestro paseo; además de deliciosos, son muy socorridos para retomar energía.
Nos disponemos a atravesar el río Salzach para seguir recorriendo el casco antiguo de Salzburgo en su otra orilla. Los puentes que lo cruzan no tienen desperdicio. Llama la atención el famoso Puente Makartsteg por estar repleto de candados de enamorados. De hecho se encuentra entre los 5 puentes con más candados del mundo. En su última remodelación ya fue especialmente diseñado para soportar el consiguiente peso ocasionado por esta costumbre.
Ya en la otra orilla del Salzach, llegamos a nuestro segundo gran objetivo en Salzburgo. Se trata de la Residencia de la familia Mozart desde 1773 a 1787. Una amplia vivienda de ocho habitaciones que en la primera planta alberga ahora un museo. Durante nuestra atenta visita podemos disfrutar de recuerdos muy reveladores de la vida y obra de Mozart. Además podemos descubrir innumerables detalles de cómo su familia contribuyó a su éxito inmortal.
El palacio y los jardines de Mirabell son otra de las maravillas de esta ciudad. No accedemos al palacio, pero disfrutamos de un inspirador paseo por sus preciosos jardines exteriores. Es inevitable no recordar que aquí se rodaron muchas escenas de la mítica película Sonrisas y Lágrimas (1965), cuyo título original es The Sound of Music, ganadora de numerosísimos premios, entre otros un total de 5 Óscar, incluyendo el de mejor película y el de mejor director.
En torno a las 16:00 ponemos fin a nuestra fugaz visita a Salzburgo. Durante casi 7 horas hemos podido disfrutar de algunos de los muchos tesoros que alberga su centro histórico, recorriendo a pie sus preciosas calles y rincones. Como en otros lugares de este maravilloso viaje, dejamos bastantes sitios para visitar más a fondo en otra ocasión. Ahora emprendemos el camino rumbo a Viena que nos espera, a orillas del río Danubio, a unos 300 km hacia el este.
Muy cerca de Salzburgo, en nuestro camino hacia Viena, atravesamos el lago Mond (que significa 'Luna'), bordeamos el lago Atter (el más grande del país) y pasamos muy cerca del lago Traun (el 'de los sueños' y el más profundo de todos). En Austria hay unos 25.000 lagos, 400 de ellos aptos para bañarse, así que estos tres que mencionamos son tan solo una pequeña muestra de tanta belleza natural. Sus tonos azul y verde les hace brillar como piedras preciosas.
Otro apunte geográfico. Si en la jornada de ayer atravesamos el Tirol, uno de los 9 estados federados de la República de Austria, hoy viajamos por otros 4 estados: Salzburgo, Alta Austria, Baja Austria y Viena. La capital del país constituye un estado en si misma que abarca únicamente el propio municipio de Viena. Por lo tanto, durante las etapas austriacas de nuestro viaje, recorremos un total de 5 de los 9 estados federados de Austria.
A mitad de camino entre Salzburgo y Viena, la carretera llega prácticamente hasta el Danubio y, desde allí, comienza a transcurrir casi en paralelo a su curso. En ese punto, a orillas del gran río, dejamos a nuestra izquierda Linz, capital del estado federado de Alta Austria y tercera ciudad más poblada del país tras Viena y Graz. Continúa nuestro homenaje imperial a Mozart ya que en esta ciudad compuso su Sinfonía nº 36, también conocida como Sinfonía Linz.
Camino de Viena, a poca distancia de Linz, una señal en la carretera nos indica la proximidad hacia nuestra izquierda de Mauthausen, población tristemente famosa por su campo de concentración nazi, uno de los más crueles que hubo en Austria durante la Segunda Guerra Mundial. Cerca de 200.000 personas pasaron por aquí, sufriendo todo tipo de tormentos y en la mayoría de los casos perdiendo la vida horriblemente asesinados.
Cayendo la tarde llegamos a Viena. Atrás quedan 6 días de viaje y más de 2.700 kilómetros por carretera desde que partimos desde Madrid. Según nos hemos ido aproximando, lo que más nos sorprende es el moderno «skyline» de la capital austriaca a orillas de un majestuoso Danubio. Ahora nos esperan dos apasionantes días en la ciudad imperial, capital mundial de la música clásica, disfrutando de su amplia historia y de su enorme patrimonio artístico.
Y así, con estos 19 apuntes, resumimos el sexto día de viaje que también se nos ha hecho brevísimo teniendo en cuenta los numerosos e inspiradores lugares que hemos visitado. Ahora nos disponemos a descansar y tomar fuerzas para la no menos apasionante jornada de mañana en la que seguiremos disfrutando con las maravillas y tesoros que se encuentran en este hermosa ciudad.