Comienza nuestro tercer día de viaje. Como cada mañana, nos levantamos bien temprano para aprovechar al máximo la jornada. En la de hoy nos esperan casi 700 kilómetros para llegar hasta Florencia, «la cuna del Renacimiento». Partimos con un gran sabor de boca, tras disfrutar ayer de la inspiración de dos grandes genios como Dalí y Van Gogh. Atrás dejamos la maravillosa Arlés con su privilegiado entorno natural de la Camarga y el río Ródano.
Avanzamos con bastante tráfico por la autopista A8, donde pasaremos gran parte del tramo francés de nuestro viaje de hoy. Una de las primeras cosas que llama la atención en el paisaje, es la abundante presencia de altísimos pinos, desconozco de qué especie concreta, tal vez pino carrasco (pinus halepensis) o pino piñonero (pinus pinea); pero en cualquier caso de una figura muy estilizada además de un verde precioso.
A estas alturas de viaje apenas vemos ya matrículas españolas. La mayoría de vehículos que vemos tienen matrícula francesa, en concreto de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA) y del departamento de Var (número 83). Las matrículas francesas se componen con 4 letras y 3 números en formato LL-NNN-LL. Además incluyen en un lateral azul a la derecha, tanto el escudo de la región como el número de departamento al que pertenecen.
Desde la propia autopista A8 y mucho antes de llegar a Cannes sorprende la majestuosidad de los Alpes que ya se pueden ver, y desde bien lejos, a nuestra izquierda. Los Alpes se extienden en un arco de 800 kilómetros de oeste a este, desde Francia hasta Eslovenia, y tienen unos 200 kilómetros de ancho. Su cumbre más alta es el Mont Blanc, con 4.810 metros de altura, que está ubicada justo en la frontera entre Francia e Italia.
Nos desviamos ligeramente de nuestra ruta para llegar hasta Cannes y así hacer un guiño al séptimo arte, visitando uno de sus lugares más emblemáticos. Merece la pena una breve parada en este bello enclave y dar un pequeño paseo por la Croissete, su precioso bulevar junto a la playa, rebosante de lujo y glamour en sus hoteles, sus vehículos y cómo no, en su mítica alfombra roja pisada cada año por los más famosos artistas del cine mundial.
Reanudamos el camino y pronto pasaremos por Niza. Nuestro pensamiento se dirige a uno de los artistas más influyentes del siglo XX: Henry Matisse (1869-1954). El pintor echó el ancla en esta localidad durante 30 años; su luz fue capaz de seducirle. El museo Matisse de Niza se inauguró en 1963 y refleja la gran vinculación del artista con la ciudad. No nos detenemos en esta ocasión, pero lo añadimos a nuestra lista de visitas futuras pendientes.
Tras pasar Niza, antes de Mentón, otra parada muy recomendable es la recién inaugurada área de servicio de la Riviera Francesa, en la autopista A8 hacia Italia. En este lugar, además de poder reponer fuerzas en el camino a un precio más que razonable, se puede disfrutar de unas vistas espectaculares de Mónaco y del mar Mediterráneo. Todo un descubrimiento esta parada técnica en plena Costa Azul.
Pasado Mónaco nos disponemos a entrar en Italia. Mientras tanto, vamos atravesando una sucesión incontable de túneles y viaductos que se prolongará casi hasta llegar a la Toscana. La complejidad de estas infraestructuras es realmente llamativa cuando pasamos por Génova. Allí resulta inevitable no pensar en el trágico derrumbe del puente Morandi en el año 2018 y en lo que debió suponer para esta importante ciudad portuaria.
Desde hace ya unos cuantos kilómetros, antes incluso de entrar en Italia, hemos aprovechado para escuchar algunas piezas del gran genio italiano de la música Antonio Vivaldi (1678-1741), apodado il prete rosso («el cura rojo») por ser sacerdote y pelirrojo, uno de los más grandes compositores barrocos. Nos deleitamos con Las cuatro estaciones mientras disfrutamos a la vez de los preciosos paisajes que vamos encontrando.
Tras adentrarnos en Italia, lógicamente, la mayoría de matrículas que se ven ya no son francesas sino italianas. Al igual que las francesas, las matrículas italianas también se componen con 4 letras y 3 números, pero en distinto formato: LL-NNNLL. Asimismo incluyen un espacio a la derecha con opción para personalizar la región a la que pertenecen; sin embargo llama la atención que la mayoría de vehículos tienen vacío ese espacio en su matrícula.
Tras recorrer la región italiana de Liguria de oeste a este, nos adentramos en la región de la Toscana. A nuestra izquierda impresiona ver las montañas cerca de Carrara, de donde desde hace tiempo inmemorial, se extrae su preciado mármol blanco. Grandes artistas han esculpido sus obras maestras a partir de inmensos bloques de mármol procedentes de aquí. Sin duda, es otra zona que merecería la pena explorar con más detalle en algún otro viaje.
Proseguimos nuestro camino hacia el este, hacia Florencia, capital de la Toscana. Si nos dirigiéramos hacia el sur, en menos de 50 km llegaríamos a la ciudad de Pisa. Es inevitable pasar tan cerca y no pensar en su famosa torre inclinada y en todas las maravillas que se pueden disfrutar por toda la Toscana. A la vista de los preciosos paisajes que vamos encontrando, creo que sería increíble un viaje de 21 días exclusivamente por esta preciosa región de Italia.
Pasamos por la localidad de Lucca y recordamos a uno de sus hijos más ilustres, Giacomo Puccini (1858-1924), gran compositor de ópera, autor de obras maestras como Turandot, La bohéme, Tosca o Madama Butterfly. Se le considera un auténtico visionario, creador de los conceptos de música que regirían el cine durante el siglo XX. Nos quedamos con ganas de visitar el museo casa natal de Puccini, situado en el casco antiguo de Lucca.
Tras nuestro paso por Lucca, aprovechamos para escuchar alguna piezas de otro compositor y violonchelista natural también de esta población toscana. Se trata de Luigi Boccherini (1743-1805). A quienes no lo conozcan y tengan cierta edad, seguro que les suena una de sus obras más populares, nos referimos a la melodía del anuncio de televisión de la miel de la Granja San Francisco que se emitió en España hace unos cuantos años.
Camino de Florencia pasamos también muy cerca de Vinci, cuna del gran Leonardo Da Vinci (1452-1519), arquetipo y símbolo del hombre del Renacimiento. Sus innovaciones en el campo de la pintura determinaron la evolución del arte durante más de un siglo después de su muerte. Sus investigaciones científicas, sobre todo en las áreas de anatomía, óptica e hidráulica, anticiparon muchos de los avances de la ciencia moderna.
Antes de llegar a Florencia y ya desde una distancia considerable, se puede divisar la colosal cúpula de la catedral de Santa María del Fiore, icono universal de esta preciosa ciudad y obra maestra de Filippo Brunelleschi (1377-1446), genial arquitecto, escultor y orfebre renacentista que no dejará de sorprendernos durante nuestra breve estancia en la capital de la Toscana. Tanta belleza actúa de bálsamo a los casi 700 kilómetros recorridos hoy.
Cuando Stendhal (1783-1842) paseaba el 22 de enero de 1817 por la basílica de la Santa Cruz en Florencia y comenzó a sentir mareos y palpitaciones, no sabía que estaba creando un síndrome que aún existe. El síndrome de Stendhal, síndrome de Florencia o estrés del viajero se puede explicar como emocionarse más de la cuenta a través del arte, la arquitectura o la naturaleza. Nosotros llegamos bien prevenidos para disfrutar sin caer bajo sus efectos.
Y así, con estos 17 apuntes, resumimos el tercer día de viaje que también se nos ha hecho cortísimo, a pesar de la cantidad de kilómetros recorridos. Ahora nos disponemos a descansar y tomar fuerzas para la increíble jornada de mañana disfrutando de las maravillas y tesoros que se encuentran en este hermosa ciudad.