En agosto, una bonita mañana de sábado y bien temprano, partimos en coche desde Madrid. Nos esperan 3 semanas de viaje y apasionantes experiencias por Europa. Aquí, en la capital de España, dejamos entre otras maravillas, nuestro querido museo del Prado con sus magníficos tesoros. En nuestra mente Las meninas de Diego Velázquez (1599-1660). Cada año vienen a disfrutarla en torno a 3 millones de personas desde todos los rincones del mundo.
Nada más salir de Madrid por la A-2, dejamos a nuestra derecha Alcalá de Henares, ciudad patrimonio de la humanidad, famosa por su universidad y por ser la cuna de Miguel de Cervantes (1547-1616), un lugar clave en la historia de la lengua española. No olvidemos que el español cuenta ya con 500 millones de hablantes nativos en todo el planeta y que seguirá creciendo en las próximas décadas.
Una vez pasado Guadalajara y precisamente por encontrarnos en pleno verano, tenemos la gran suerte de poder divisar a lo largo del camino preciosos campos de girasoles. Por su atractiva belleza y por su fuerte poder de inspiración para fabulosos artistas, como por ejemplo el gran Vincent van Gogh (1853-1890), podríamos considerar esta flor como todo un emblema para nuestro viaje cultural y artístico por Europa.
Su inconfundible figura en alto, casi al borde la autovía A-2 no pasa desapercibida. El castillo de Torija alberga en sus muros más de 5 siglos de historia y nos recuerda que estamos en plena Castilla, «tierra de castillos». En la torre del homenaje se encuentra el museo dedicado al libro Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela (1916-2002). No paramos a visitarlo pero lo anotamos para próximas escapadas culturales desde Madrid.
Continuando por la A-2 nos encontramos con varios carteles indicándonos la cercanía de Brihuega. Esta villa con más de 1000 años de historia ha cobrado recientemente fama internacional por sus hermosos campos de lavanda. De hecho, además de conocerse como «el jardín de la Alcarria», algunos también ya la denominan «la Provenza española». Como muchas otras curiosidades de nuestro viaje, también queda en la agenda de futuras escapadas.
Los toros publicitarios de Osborne, esas siluetas negras de toro bravo con 14 metros de altura, son todo un símbolo nacional y fueron creados en 1956 por el artista Manolo Prieto (1912-1991). En mi niñez, cuando viajaba con mis padres por carretera, disfrutaba contando los que iba descubriendo. En este viaje pude ver hasta seis, «6 toros 6» como si fuera una tarde en Las Ventas. Hoy quedan 94 toros de Osborne repartidos por las distintas carreteras españolas.
Varios carteles en la carretera nos anuncian la cercanía de Sigüenza hacia nuestra izquierda. Esta pequeña gran ciudad con aroma medieval es muy famosa por su riqueza monumental, con la catedral de Santa María y el castillo de los Obispos a la cabeza; por su riqueza natural, siendo el parque natural del río Dulce su mayor tesoro; y por último, por su gastronomía local, de una gran calidad y tradición. Sin duda, merece una escapada en otra ocasión.
Cada vez hay más aerogeneradores en nuestros paisajes ¿Qué opinas de esta proliferación? A partir de Sauca ya se pueden observar muchísimos. Me viene al pensamiento ese mítico capítulo del Quijote donde su protagonista, confundiéndolos con gigantes, se enfrenta a los molinos de viento ¿Os podéis imaginar qué pasaría por la cabeza del ingenioso hidalgo si pudiera ver estos gigantescos molinos de viento del siglo XXI?
Dejamos atrás la provincia de Guadalajara y nos adentramos en la de Soria. A nuestra izquierda, en lo alto se puede divisar Medinaceli, uno de los pueblos más bonitos de España. Razones no le faltan, desde luego. Es un lugar con mucho encanto por el que han pasado civilizaciones como los celtas, los romanos o los árabes. Su historia y su riqueza patrimonial, también le han valido para que su casco histórico esté declarado como bien de interés cultural.
Tras nuestro paso por la provincia de Soria, llegamos a la de Zaragoza. En poco tiempo divisamos a nuestra izquierda Calatayud, la cuarta ciudad de Aragón, cuyo pasado se remonta a la época romana. Nos viene a la cabeza la famosa jota (canción popular aragonesa) que dice: «Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores...» esa vecina bilbilitana (gentilicio de Calatayud) que según la leyenda, se ganaba la admiración de los mozos gracias a su belleza.
Desde hace ya muchos kilómetros, en nuestro homenaje a Francisco de Goya (1746-1828), nos acompaña un precioso podcast sobre el gran pintor aragonés, obra del amable y laureado José Carlos Gracia, autor de este y de otros muchos interesantísimos audios sobre historia de España. Todos ellos son muy recomendables y los puedes encontrar en las principales plataformas de podcasts bajo el nombre de Memorias de un tambor.
A la altura de esta bonita villa zaragozana abandonamos la autovía A-2 para tomar la carretera autonómica A-220 a nuestra derecha. De la dominación musulmana conserva su nombre Al-munia, que significa «huerto», y su apellido lo tomó de Doña Godina, una rica propietaria de Cabañas que en el siglo XII donó una huerta a la orden de San Juan de Jerusalén para instalar en la actual localidad un hospital siendo este el germen de la nueva población.
Camino de Fuendetodos, cuna del genial Goya, atravesamos el campo y la localidad de Cariñena, capital de una de las zonas vitícolas más prestigiosas de España y sede de la denominación de origen que lleva su nombre. Nos encontramos un paisaje inconfundible, aquí todo gira en torno al vino, no en vano tiene unas 10 millones de cepas, asentadas en suaves llanuras y lomas donde se pierde la vista, destacando entre sus variedades la uva garnacha.
Seguimos rindiendo homenaje a Francisco de Goya y Lucientes con una parada tranquila en Fuendetodos. Este pequeñísimo pueblo, a 44 kilómetros al sudoeste de Zaragoza y actualmente con menos de 150 habitantes, vio nacer al genial artista en 1746. Está ubicado en una ladera levemente pronunciada y en sus calles, poco uniformes, con estrechos rincones y callejones, disfrutamos entre otras joyas de la casa natal de Goya y del museo del Grabado.
El nacimiento de Goya coincidió con el traslado temporal de su familia a Fuendetodos mientras se rehabilitaba su vivienda habitual de Zaragoza. La casa era de Miguel Lucientes, hermano de Gracia, madre del pintor. Ignacio Zuloaga y otros artistas la localizaron en 1913 como se lee en su fachada: «En esta humilde casa, nació para honor de la patria y asombro del arte, Francisco de Goya y Lucientes. 31 de marzo de 1746-16 de abril de 1828. 16-IV-1913».
A pocos metros de la casa natal de Goya, se halla el museo del Grabado. Está ubicado en una casa típica aragonesa de tres plantas y en él se pueden disfrutar cuatro magníficas series de grabados que realizó el pintor aragonés: Los caprichos, Los desastres de la guerra, La tauromaquia y Los disparates. En sus grabados Goya plasmó lo mejor de sí mismo y trabajó con absoluta libertad, lo que le diferenció completamente de los grabadores de su época.
En la misma calle que la casa natal de Goya y que el museo del Grabado, tenemos la sala de exposiciones Zuloaga. Este edificio destinado a exposiciones temporales se inauguró en 1996. Desde entonces y a lo largo de sus más de 20 años de existencia ha albergado importantes exposiciones de grabado histórico. En nuestro viaje pudimos disfrutar de una muestra en torno a la obra gráfica reciente del artista Antonio López.
En esta primera etapa 100% española, aprovechamos también para escuchar algunas piezas maestras de Manuel de Falla (1876-1946). Descubrimos que el compositor tuvo una amistad muy fructífera con Ignacio Zuloaga (1870-1945) y que precisamente en 1917, tras una estancia de ambos en Fuendetodos rindiendo homenaje al gran Goya, consiguió suficiente información para después realizar la jota final de su Sombrero de tres picos.
Una vez que reanudamos nuestro viaje, en muy pocos kilómetros pasamos por el pueblo de Belchite. Justo al lado, se mantienen en pie las famosas ruinas del pueblo viejo, bombardeado y arrasado durante la cruenta Guerra Civil a finales de verano de 1937 en una trascendental batalla. Actualmente hay distintas visitas guiadas para conocer de cerca los detalles de la batalla de Belchite y las terribles consecuencias de esta guerra fratricida.
Por la carretera ARA-A1, camino de la AP-2, cruzamos el río Ebro. Es el primero de los grandes ríos europeos que cruzaremos en este viaje. No tenemos la clásica panorámica del río a su paso por la ciudad de Zaragoza, con la magnífica silueta de la basílica del Pilar; pero igualmente podemos observar la grandeza del río más caudaloso de España. Con sus 930 km y entre los ríos que desembocan en el mar Mediterráneo, solo es superado en longitud por el Nilo.
Ya en la AP-2 atravesamos los Monegros, también conocidos como «el desierto vivo de Europa». Esta famosa comarca se sitúa entre las provincias de Zaragoza y Huesca, abarca 31 municipios, 49 núcleos de población, y tiene un total de 276.440 hectáreas. Su espectacular paisaje de carácter desértico es consecuencia directa de la aridez producida por las bajas precipitaciones, el viento, la erosión y el endorreísmo.
El kilómetro 82 de la AP-2 coincide con el paso del meridiano de Greenwich. Hay un arco que lo representa y cruza la carretera de lado a lado. También se conoce como «meridiano cero», «meridiano base» o «primer meridiano» a partir del cual se miden las longitudes. Se corresponde con la circunferencia imaginaria que une los polos. Recibe su nombre por cruzar por el distrito londinense de Greenwich en el que está su antiguo observatorio astronómico.
Continuamos nuestro viaje, dejamos atrás la ciudad oscense de Fraga, cruzamos el río Cinca y nos adentramos en Cataluña. Muy pronto divisamos a lo lejos, a nuestra izquierda, la ciudad de Lérida a orillas del río Segre, presidida por la Seo Vieja, su catedral y monumento más emblemático, que data de 1203 y que de hecho es considerada el símbolo de la ciudad. Puede distinguirse fácilmente desde mucha distancia y es preciosa.
Ya pasado Lérida y a medida que nos adentramos en las comarcas catalanas de poniente, podemos ver y disfrutar, desde la propia carretera, de campos llenos de perales. La pera de Lérida, además de ser excelente y deliciosa, es la más dulce de su especie gracias al estrés térmico e hídrico al que está sometida. Constituye una denominación de origen protegida propia de esta zona de España para sus tres variedades: la blanquilla, la limonera y la conferencia.
Otra de las cosas que llama bastante la atención mientras continuamos nuestro viaje, es la presencia de muchas banderas independentistas de Cataluña. Se pueden observar en varias rotondas, por cada población que vamos atravesando, a ambos lados de la carretera. Es una bandera no oficial, creada en 1918 e inspirada en las banderas de Cuba y Puerto Rico. Lamentablemente se hace complicado ver por aquí ya alguna bandera oficial de España.
Tanto desde Cervera como desde Manresa parten carreteras hacia Barcelona, que se encuentra a menos de 100 kilómetros de distancia. Al sentir su cercanía, resulta inevitable no pensar en sus muchos atractivos, especialmente en la magistral Sagrada Familia de Antonio Gaudí (1852-1926). Sin duda alguna queda anotado en nuestra lista de visitas pendientes e imprescindibles para poder disfrutar de la ciudad condal en próximos viajes.
Remarcando la españolidad de esta primera etapa de nuestro viaje, aprovechamos para escuchar durante algunos kilómetros algunas piezas de Joaquín Rodrigo (1901-1999) con especial atención a su obra maestra El concierto de Aranjuez que se estrenó, precisamente en Barcelona, allá por 1940. Como sabéis, el maestro Rodrigo perdió la vista a los tres años de edad a causa de una difteria, por lo que escribió en braille toda su producción.
Pasamos por Vic, aún en la provincia de Barcelona, y no podemos evitar acordarnos del famoso fuet, que traducido del catalán, significa «látigo o fusta», probablemente por su fino aspecto y longitud característica. Es uno de los embutidos más valorados por los españoles. Elaborado habitualmente con carnes magras procedentes del cerdo, tocino picado, sal y pimienta. Muy aconsejable una parada técnica en ruta por la zona para degustarlo.
Dejamos atrás la provincia de Barcelona para internarnos en la de Gerona. Camino de Olot, el paisaje que nos encontramos es sencillamente espectacular y de un verde precioso. Se trata de la Garrocha, una amplia comarca del nordeste de Cataluña que alberga el famoso parque natural de la zona volcánica de la Garrocha, el mejor ejemplo de paisaje volcánico de la península ibérica y uno de los más importantes de Europa.
Por fin, tras más de 700 kilómetros y 10 horas y media de viaje (incluyendo las distintas paradas), llegamos a Figueras, la ciudad más importante de las cercanas a la frontera con Francia y mundialmente conocida por ser la ciudad donde nació, vivió y murió el gran genio español Salvador Dalí (1904-1989). Ponemos fin así a nuestra primera etapa del viaje y nos disponemos para descansar y tomar fuerzas para la no menos apasionante etapa de mañana.
Y así, con estos 30 apuntes, resumimos el primer día de viaje que se nos ha hecho cortísimo, a pesar de los muchos kilómetros y horas transcurridas. La mente abierta, la observación atenta y curiosa de nuestro entorno, unas enormes ganas de aprender y disfrutar, han hecho posible la magia que nos seguirá acompañando intensamente durante las próximas 3 semanas.